Tras varios años de espera desde que estallara el caso, finalmente un juez ha dado la razón a la parte demandante. El obispado de Orihuela-Alicante, en la época de Jesús Murgui, mintió sobre en relación al caso del asilo de Benalúa. El caso salpica de lleno al que fuera ecónomo de la diócesis durante 20 años, el sacerdote Francisco Martínez.
Esta operación, se empezó a fraguar entre los años 2014 y 2015. El obispado de Orihuela pretendía vender el asilo de Benalúa que lo tenían prácticamente abandonado y sin uso. Una consultora, enterándose de la necesidad del obispado por vender dicho inmueble contactó con el obispado para tratar de mediar y ayudar a vender el edificio.
Al comienzo de las negociaciones, cuando esta consultora contacta con la diócesis, hablan en primer lugar con un abogado del obispado, hasta que por fin consiguieron llegar al ecónomo, Francisco Martínez. El ecónomo acabó enviando la documentación necesaria a la consultora para que empezasen a buscar posibles clientes o inversores, eso sí, siempre de boca y sin firmar nada por ambas partes.
Desde la consultora, sugieren al obispado que el asilo podría reconvertirse en un hospital dadas su características peculiares. Esta consultora, cuya labor era ejercer de intermediario entre el obispado y el posible comprador, consiguen un inversor: el grupo hospitalario Imed. La consultora logró llegar a un acuerdo con Imed para que comprasen el asilo por 15 millones de euros.
La consultora, que estaba mediando y al no tener conocimiento de dicho acuerdo, ni obtener respuesta del ecónomo, se pone en contacto con el grupo hospitalario. Desde el Imed aseguran a la consultora que se pusieron en contacto con ellos, «gente de la Iglesia» y que les iban a hacer una oferta mejor: un contrato de compra-venta de 9 millones de euros.
Ante el engaño de tal magnitud, perpetrado por el entonces ecónomo de la diócesis, desde la consultora se ponen a hacer sus investigaciones y descubren que el motivo que se esconde detrás de esta maniobra es una supuesta comisión de 300.000 euros para el ecónomo. Desde la consultora se dio parte de la situación al obispado. Jesús Murgui, obispo de Alicante en ese momento prefiere mirar hacia otro lado y no entrar al fondo de la cuestión.
Francisco Martínez, ex ecónomo de la diócesis de Orihuela, empieza a decir que la oferta del Imed no la había conseguido dicha consultora sino el propio obispado a través de un colaborador del ecónomo llamado José Luis Sánchez Requena, quien tiene varia empresas a su nombre. Fruto de varias investigaciones, descubren que Requena tiene una empresa que supuestamente usa ropa de Cáritas para venderla después en Argelia y hacer negocio con ello, tal y como ha declarado algún ex empleado de la empresa.
Fuentes conocedoras de la situación no entienden tanto retraso en dictar sentencia y que podría ser fruto de presiones del obispado a la familia del juez. En el auto de 72 páginas se reconoce que esta consultora sí que tuvo un encargo del obispado y que son los legítimos intermediarios de la operación y que además, Imed fue un cliente que consiguieron traer ellos.
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