El patriarca de Moscú, considerado uno de los asesores espirituales de Vladimir Putin, es el único gran líder religioso mundial que no ha condenado la agresión rusa de Ucrania. Es más: ha instado a luchar para impedir que "fuerzas externas oscuras y hostiles se rían de nosotros. Debemos hacer todo lo posible para mantener la paz entre nuestros pueblos y al mismo tiempo proteger nuestra Patria histórica común de todas aquellas acciones desde el exterior que pueden destruir esta unidad". Una "patria histórica" en la que el patriarca "incluye a Rusia, Ucrania, Bielorrusia y otras tribus y pueblos”.
Y es que la cercanía entre Kirill y Putin ha sido una constante desde que el patriarca de Moscú (una especie de Papa ortodoxo, la cabeza de esta confesión junto al patriarca de Constantinopla, Bartolomé, que sí ha condenado, con dureza, la invasión rusa) accedió al trono en 2009. Ya en 2012, Kirill calificaba de "milagro" la llegada de Putin al poder, y a lo largo de la última década no ha dudado en justificar la represión policial de las manifestaciones de la oposición o en bendecir las armas y las guerras de Moscú en el extranjero. El pasado año, el patriarca bendijo a Putin durante la inauguración de la catedral de las Fuerzas Armadas rusas, y muchos de sus clérigos han rociado con hisopo las armas que hoy masacran a la población ucraniana.
En cambio, desde la crisis del Maydan en 2014, la Iglesia ucraniana fue abandonando paulatinamente la esfera de influencia de Moscú para acercarse a Constantinopla, hasta el punto de que, en 2019, se erigió como Iglesia autocéfala, independiente del patriarcado. Una decisión histórica que puso fin a más de 300 años de tutela religiosa rusa y que provocó la ira de Putin y de Kirill, dos fervientes creyentes en la idea de la Gran Rusia. De hecho, desde ese momento se intensificaron los ataques contra los líderes religiosos ortodoxos que no se mantuvieron fieles a Moscú, acusados de fomentar la rusofobia, también, en materia religiosa.
1 comentario:
Nadie muerde la mano que le da de comer y menos la iglesia.
También sabemos todos la avidez que tienen todo tipo de confesiones por meter mano en la política.
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