viernes, 30 de septiembre de 2022

QUE LE QUITEN EL NOBEL Y A LA CÁRCEL

Tomado de religiondigital.org
 
Carlos Felipe Ximenes Belo, actual administrador emérito de Dili, capital de Timor Oriental, fue una de las figuras religiosas más carismáticas de la última década del siglo pasado. Este religioso salesiano de 72 años tuvo un destacado papel en la defensa de los derechos humanos en la que entonces era una colonia de Indonesia, que incluso le llevaría a ser distinguido en 1996 con el Premio Nobel de la Paz. Sin embargo, coincidiendo con la independencia del país asiático, en 2002, su figura dejó de brillar y dimitió de su función pastoral en Dili para acabar marchándose, en 2004, de misionero a Mozambique. ¿Qué habia pasado?.

Su salida un tanto abrupta de Timor Oriental parece que tuvo que ver con las primeras noticias que comenzaron a circular sobre denuncias de abusos sexuales. Dos décadas después, el semanario holandés De Groene Amsterdammer vuelve a traer a la luz aquellos sucesos y acaba de publicar los testimonios de presuntas víctimas de abusos sexuales, cuando eran menores de edad, supuestamente cometidos durante varios años por Ximenes Belo, según se hace eco el diario portugués Publico.

Según esas informaciones, el semanario habría escuchado “a varias víctimas y a 20 personas con conocimiento de los casos, entre ellas, miembros del gobierno, políticos, funcionarios de organizaciones de la sociedad civil y miembros de la Iglesia".

El semanario holandés señala que abusos comenzaron antes de que Ximenes Belo fuera nombrado obispo, cuando era superior de los Salesianos de Don Bosco, en Dili, en la década de 1980. "Ahora, con 42 años, Paulo, como se identifica a una de las víctimas, afirma que cuando era menor de edad sufrió abusos sexuales en la casa de Ximenes Belo a cambio de dinero", señala el semanario.

Según añaden las mismas fuentes, “en 2020, un alto cargo de la Iglesia católica en Dili, que pidió el anonimato, se negó a revelar si hubo o no una dimisión formal de Ximenes Belo por parte del Papa Juan Pablo II. La misma fuente se refirió, sin embargo, a lo que dijo eran ‘instrucciones’ de ‘mantener un perfil bajo, no viajar, no mostrar las insignias episcopales, tener una actitud modesta’. Parte del silencio sobre el Premio Nobel de la Paz se debe, según la misma fuente, a que la postura del Vaticano sobre los abusos sexuales en la Iglesia ha cambiado bajo los dos últimos papas, con la adopción de una política de tolerancia cero".

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