Como cada 1 de enero, la Iglesia (católica) entera celebra el día de Santa María Madre de Dios. Sobre este tema, ha escrito monseñor Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, su carta pastoral de esta semana, en la que ha ensalzado la virginidad de María.
"El misterio de la encarnación se ha realizado físicamente en el vientre virginal de María."
"María es, por tanto, virgen y madre. Su virginidad es sobreabundancia de vida, es fecundidad superlativa, es transparencia de la vida de Dios para toda la humanidad. Su virginidad no es una merma, una tara, una falta de algo. Su virginidad es una participación de la virginidad del Padre, que engendra virginalmente a su Hijo en la eternidad. Y de ello es un eco la virginidad de María, que engendra a su Hijo sin concurso de varón, porque ella tiene plenitud de vida que le viene de Dios, del Espíritu Santo".
"Se trata de una maternidad misteriosa, que tiene su última explicación en la virginidad. Y se trata de una virginidad misteriosa, porque tiene una fecundidad incluso física en el Hijo de sus entrañas hecho hombre. “En la zarza que Moisés vio arder sin consumirse, reconocemos tu virginidad, milagrosamente conservada; Madre de Dios intercede por nosotros”, rezamos en la antífona de vísperas de esta fiesta. Esa virginidad es por tanto alusiva a la plena fecundidad de Dios, que arde sin consumirse. Verdaderamente es un milagro el de ser madre sin dejar de ser virgen."
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