La condena de cinco años y medio de cárcel al cardenal Angelo Becciu en diciembre de 2023 en los tribunales vaticanos, por malversación y estafa, culminó un enorme escándalo financiero que había causado pérdidas de entre 77 y 166 millones de euros en las cuentas de la Santa Sede, lo máximo que se ha podido calcular. Pero hace diez meses solo se anunció la condena. En Italia, y también en la Santa Sede, se comunica la pena al final del juicio, pero el texto argumentado se publica meses más tarde. Por fin se ha dado a conocer esta semana y son más de 800 páginas que desmenuzan un escándalo “de excepcional gravedad”.
Casi todo se sabía ya, pero ahora está escrito con detalle en una condena oficial: aventuras especulativas para invertir en un yacimiento petrolífero en Angola; una operación desastrosa para comprar un edificio de lujo en Londres de 300 millones a través de personajes poco de fiar; una amiga del cardenal que se hace pasar por agente secreto y obtiene 589.000 euros para el rescate de una monja secuestrada en Mali, que en realidad acaba gastándose en hoteles caros y artículos de lujo; el desvío de fondos por parte de Becciu a la cooperativa de un hermano en Cerdeña…
El Vaticano fue soltando millones de euros y firmando acuerdos inverosímiles. La sentencia también señala que en 2014 y 2015 la secretaría de Estado compró otros cuatro edificios en el centro de Londres a través de sociedades interpuestas.
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