El prelado vasco ha señalado como síntoma de esa secularización la búsqueda de «el aplauso del mundo». Munilla ha afirmado que no se puede dejar de predicar sobre «otros aspectos en los que sabemos que la cosmovisión cristiana es muy contraria».
Con suma claridad, el obispo de Orihuela-Alicante ha asegurado que «es mucho más fácil, por ejemplo, tener un discurso ecológico o sobre la inmigración que hablar de otros problemas como son las heridas antropológicas, o el influjo del lobby LGTB, o el pensamiento cristiano sobre el matrimonio como unión entre un hombre y una mujer, o en lo que verdaderamente pensamos de por qué la homosexualidad no forma parte del designio de Dios al crear al hombre».
Es muy importante también identificar al Maligno, desenmascarar sus tentaciones y ser conscientes de que la mayor cruz que llevamos son nuestras propias heridas, que se han forjado en nuestra vida por nuestros pecados».
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