Tomado de infobae.com
El pasado mes de agosto en Buenos Aires se vio una larga hilera de hombres y mujeres que tiene un motivo menos estético que filosófico. Se trata de personas, especialmente jóvenes, que esperan su turno para llenar el formulario que inicia la apostasía, es decir, la desafiliación a la Iglesia católica.
Cientos, quizá miles, sellaron este miércoles su renuncia a la "fe". La convocatoria nació en las redes sociales y se materializó sobre una mesa modesta ubicada en Avenida de Mayo casi en la esquina de Salta, decorada con carteles que invitaban a abandonar la religión católica y algunos "memes" convertidos en stickers, como el de San Cayetano, el patrono del trabajo, con un pañuelo verde atado al cuello.
Casi todos los firmaron durante la marcha por la legalización del aborto (el lado verde) traían la idea desde antes de que comenzara el debate en Diputados, pero los argumentos expuestos por el lado celeste y el aporte que hizo la Iglesia para motorizar la oposición al aborto legal les detonó la acción.
"La religión es un chamuyo. Una forma de dominar y manipular. ¿Qué es la Fe? Me enoja la injerencia de la Iglesia católica en el aborto. Tienen abusos y no lo dicen. Son impunes, y están respaldados por el Estado". La apostasía colectiva fue convocada por la Coalición Argentina por un Estado Laico (CAEL). "Nosotros perseguimos la separación de Iglesia y Estado. La apostasía es un acto personal y político. Acá facilitamos el trámite", explica Marcela Brusa, docente de 58 años, e integrante de la organización, que una vez recolectadas las formularios se encargarán de llevarlos a los respectivos arzobispados.
"Queremos que se sinceren los números de fieles. La Iglesia usa el número de bautizados para reclamar privilegios del Estado. Me parece malísimo institucionalmente y para el país lo que hace la Iglesia con el aborto. Es un avasallamiento en nombre de Dios.
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