Obispo de Salamanca desde 2003 a la actualidad. Ha encubierto al sacerdote Isidro López, condenado en 2014 por tres casos de abusos. Como sus predecesores, ignoró las denuncias contra él, según consta en la sentencia canónica de 2014 a la que tuvo acceso EL PAÍS, y, tras la denuncia de una víctima en 2011, no apartó al abusador, pese a que había confesado, y siguió oficiando en una parroquia y en contacto con menores.
Además, encubrió al cura Francisco Carreras, un sacerdote expulsado de la diócesis de Miami en 1981 por varias denuncias de pederastia y que recaló en Salamanca, pese a las advertencias de las autoridades eclesiásticas de Estados Unidos. Llegó a oficiar como párroco en 12 localidades hasta 2004, donde cometió numerosos abusos.
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