jueves, 3 de junio de 2021

CAMBIAR DE SITIO PARA SEGUIR IGUAL

Tomado de elpais.com
 
Uno de los cuatro maristas acusados de pederastia en el colegio El Pilar de Vigo en los años sesenta, el hermano Castañón, pasó después por el centro de la orden en A Coruña, el Cristo Rey, y allí continuó con los abusos, según el relato de una exalumna, Mercedes de la Iglesia Soriano, que lo ha denunciado a la orden por correo electrónico. La orden, que ha pedido perdón a los afectados pero hasta ahora no ha dado ninguna información sobre el historial de los acusados y los colegios por los que pasaron, tampoco ha querido confirmar la presencia de este religioso en A Coruña.  Un exalumno de los maristas de Ourense asegura que Castañón también estuvo en este otro colegio gallego al menos entre 1967 y 1969. Este religioso es el que más acusaciones ha recibido en Vigo, le señalan un total de cinco víctimas. Los cuatro acusados han fallecido.

Mercedes de la Iglesia recuerda que Castañón les dio clase en BUP en el colegio Cristo Rey de A Coruña entre finales de los años setenta y principios de los ochenta: “En nuestro caso, los tocamientos se realizaban en los exámenes y si la víctima accedía, llevaba buena nota, porque le decía todo el examen. Todavía recuerdo con asco aquella mano posada en el muslo y subiendo hasta que lo apartaba, que el tipo se daba prisa. A las chicas, con la cabeza junto a la suya, una mano le sobaba el pelo y otra mano le rodeaba el hombro y le tocaba el pecho, si se dejaban. Yo no me dejaba y se iba. Yo era muy mía y cuando me puso la mano en la pierna y no se apartó al rechazarle, me levanté para pegarle y en pleno examen corrió hacia la otra punta de la clase. Pero no todas las personas tienen ese genio. Y entre las malas notas que ponía y la timidez, alguna lo pasó realmente mal”.

En Galicia el escándalo de los maristas de Vigo ha causado una gran conmoción, que se ha volcado en los chats de antiguos alumnos: “Una compañera me acaba de relatar cómo se ponía detrás de ella y le ponía las manos en los hombros y las bajaba hasta el pecho. Se siente reconfortada por no saberse el único objetivo de aquel asqueroso, ella era como un imán. Otra recuerda cómo le tocaba el culo al subir las escaleras. Otra dice, que a pesar de haber sido advertido, intentaba seguir porque no se podía refrenar”.

En efecto, esta exalumna asegura que ella y otras compañeras fueron entonces a protestar a su tutora, la profesora de Inglés: “Pero no nos creyó, nos llamó exageradas y dijo que era amor de padre. A mí aquello me volvió retraída y desconfiada, era adolescente entonces. Y encima porque nadie nos creyó, o no nos hicieron caso”. De la Iglesia recuerda “el ansia de huir de aquel señor” y que muchos chicos y chicas lo sufrieron: “En una ocasión a otro compañero le obligó a ponerse de pie y le exigió que se bajara el pantalón con la excusa de que tenía dentro una chuleta. El compañero no consintió y llevó una expulsión y un cero. En general, si no consentías, te bajaba la nota”.

En Vigo acusan al hermano Castañón cinco testimonios. También allí actuaba en plena clase: “Nos metía mano a todos, te sentaba en su regazo y te metía la mano en los pantalones, en los genitales, mientras hacías la cuenta. Yo tenía 10 años”, recuerda E. F. A otros se los llevaba a lugares apartados. Un exalumno ha relatado que Castañón le llevaba con su hermano al laboratorio y les masturbaba a los dos: “Recuerdo su respiración excitada”. Este religioso desapareció de pronto un día del colegio vigués. Corrió el rumor de que le habían sorprendido cometiendo un abuso. Se dijo que lo habían enviado a León, aunque luego volvió al colegio de Vigo al cabo de unos años.

1 comentario:

Juan Moreu dijo...

Ya me gustaría que el Banaps y otros internos dieran cuenta de lo que veían en los dormitorios de San Viator de Huesca...
Así los del día nos enteraríamos de lo que pasaba por la noche...