martes, 21 de septiembre de 2021

LA HIPOCRESÍA DEL CELIBATO

Tomado de elconfidencial.com

Francesco Lepore no duró mucho como sacerdote, y cuando salió no hizo estallar ninguna bomba de relojería, ningún escándalo de proporciones planetarias. Por su homosexualidad le hicieron saber que tenía que abandonar el prestigioso cargo en el Vaticano. Lepore —un intelectual de voz afable, y modales discretos y sencillos— no solo abandonó su cargo, sino que también aprovechó la ocasión para dejar el sacerdocio. Era 2006, y no hubo anuncios públicos o entrevistas. Eso ocurrió después, en 2019, cuando este exsacerdote (Benevento, 1976), que hoy ha rehecho su vida, se reveló al mundo como una de las fuentes de 'Sodoma', el libro-denuncia y bestseller del periodista y sociólogo francés Frédéric Martel, una investigación sobre la cuestión de la homosexualidad y el celibato en la Iglesia católica que ahonda en la "insondable esquizofrenia" resultante de la doble vida de algunos sacerdotes y la homofobia más radical.

PREGUNTA. El obispo de Solsona ha hecho mucho ruido en España pues renunció a su cargo por amor y, además, por una relación con una escritora de libros eróticos. Al parecer, pocos se lo esperaban. ¿Pero, a usted, le sorprendió el caso?

RESPUESTA. No, el ahora exobispo era uno de los representantes de la llamada corriente conservadora del obispado español, y esta es una característica [que se repite] desde siempre, la historia nos lo recuerda, hay prelados muy rigurosos en la defensa de doctrina pero que luego, en lo personal, tienen estilos de vida que no se corresponden con las ideas que profesan. No hay que no olvidar que el exobispo mantenía posiciones muy rígidas sobre la sexualidad, no solo en la condena de la homosexualidad, si no que también se apegaba a las enseñanzas más tradicionales en campo de moral, con posiciones alineadas con las interpretaciones de [difunto papa Juan Pablo II, Karol] Wojtyla y [el hoy papa Benedicto XVI, Joseph] Ratzinger.

P. Dice usted que los más conservadores son los que menos propensión tienen en respetar las posiciones más intransigentes. ¿Esto siempre fue así?

Los ejemplos son numerosos, precisamente porque también ocurría en el pasado. Pienso en una figura famosa, la del cardenal de York, Enrico Benedetto Stuart, quien murió en los primeros años del siglo XIX. Lo significativo de su caso es que fue arcipreste de la Basílica de San Pedro por más de 60 años y, pese a ello, tenía varios amantes hombres. Podría citar muchísimos otros casos: por ejemplo, los [fallecidos papas] Julio II, o Gregorio XVI, pontífices con posiciones doctrinarias muy rigurosas y a la vez una vida sexual muy desenvuelta. Ahora, pensando también en mi experiencia, puedo afirmar que este rigor es a menudo una forma de esconder una vida privada poco conforme al Evangelio.

P. ¿Nada ha cambiado con la modernidad?

R. La historia de la Iglesia católica de estos últimos 50 años está repleta de sacerdotes que han incumplido la promesa del celibato. El clero se encuentra hoy congelado en posturas anacrónicas. Dicho esto, creo que la decisión de abandonar del exobispo de Solsona también debe ser valorada positivamente. Hubiera sido un peor ejemplo seguir viviendo en una doble vida.
llegué al sacerdocio en el año 2000, y luego mi obispo me envío a Roma en septiembre de ese año para completar mis estudios en Teología en la Universidad Pontificia Santa Croce, un centro del Opus Dei, ahí entré en contacto con el mundo eclesiástico romano. Y este es un mundo, no hace falta decirlo ya, en el que hay una grandísima cantidad de sacerdotes que tienen una vida homosexual muy libre.

P. Alguna vez dijo que el 80% son gays.

R. Sí, di un porcentaje muy alto. La realidad es que en Roma salió a la luz lo que yo había intentado ocultar por muchísimos años, tuve mis primeras historias de amor y, junto a esto, unas crisis enormes.

P. Ha hablado del Opus Dei, uno de los grandes grupos conservadores de la Iglesia. ¿Cuál es su experiencia con ellos?

R. Tengo un excelente recuerdo de muchos profesores de la [Universidad] Santa Croce [de Roma], pero tengo un recuerdo horrible del director espiritual que trabajaba en la Universidad, un sacerdote del Opus Dei, quien violó el secreto de la confesión y contó cosas que yo le había dicho durante una confesión en la que había hablado de mi homosexualidad.

P. ¿Le denunció?

R. No, no podía, porque lo excomulgaban 'ipso facto', pero se lo contó a otros sacerdotes y a algunos representantes de la curia romana.

P. Ha relatado que en varias ocasiones tuvo relaciones sexuales con otros sacerdotes y obispos.¿Pertenecían a otras corrientes conservadoras?

R. Sí, esto absolutamente sí. Muchos de estos que he conocido frecuentaban locales de cruising, o incluso contrataban a prostitutos masculinos.

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