La del 8 de septiembre en Covadonga no acostumbra a ser una homilía que pase desapercibida. El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, alabó este miércoles la respuesta del Principado ante la pandemia, pues si bien la situación sanitaria «nos sigue llamamdo a la prudencia y la responsabilidad», en Asturias «apunta maneras por la gestión que está haciendo nuestro gobierno regional y la generosa colaboración ciudadana». Sostuvo, no obstante, que «hay otros escenarios menos halagüeños», entre los que citó el paro, especialmente el juvenil; el precio de la luz; la baja tasa de natalidad o «algunas leyes sin demanda ni debate social». «Ya quisiera yo que niños abortados o ancianos y enfermos eutanasiados sin paliativos tuvieran la legislación protectora que se les brinda a los toros», afirmó Sanz Montes. Tachó en ese sentido de «mal asunto» cuando «la estocada se da en el seno materno, o cuando en el dolor terminal se da la puntilla al enfermo; eso es otra corrida subvencionada».
El arzobispo tuvo asimismo palabras para la situación internacional y la «inestable paz entre los pueblos». Lamentó la actitud de «algunos fundamentalistas de turbante o turbadores de guante blanco» hacia «las mujeres y las niñas», así como con los cristianos que «degüellan sin miramiento ante la indiferencia internacional».
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