martes, 11 de enero de 2022

ABUSADORES, ABUSADORES Y ABUSADORES 2

Tomado de elpais.com

Algunas historias son de hace décadas, y también afectan a mujeres. Uno de los casos más antiguos es el de Pere Armengol i Vallverdú, un exhermano de La Salle acusado de abusos en los años cincuenta. Antònia Pallach cuenta que en 1957, cuando ella tenía 12 o 13 años, sufrió su acoso y abusos en Tarragona. “Le habían echado de la orden. Se había casado con una familiar. Intentó varias veces abusar de mí, pero no me dejé. Conseguía besarme largamente en la boca, me ahogaba”. La Salle informa de que este religioso había dejado la congregación en los años treinta, pero no ha dado más datos. En el caso de otra mujer que no desea identificarse, el acusado es de su propia familia, su tío G. E. “Mi madre se quedó viuda, él siempre nos visitaba y nos parecía repugnante sin saber por qué. Un día le propuso a mi madre invitar a dos de nosotros a pasar un verano en el colegio de Alcora (Castellón), donde era profesor. Mi madre envió a mi hermana y a mi hermano. En la adolescencia mi hermana le contó a mi madre que mi tío abusó de ella. Mi hermana explicó que después de abusar de ella le dijo: ‘Esto es lo que te hubiera hecho tu padre’. Al devolverlos a casa, tuvo la desfachatez de pasarle una factura a mi madre por los gastos, incluido un taxi. Nunca se hizo nada y mi tío se murió de viejo. Hace cinco años mi hermana se suicidó”.

Juanjo Sendra, de 54 años, cuenta que entre los 8 y los 10 fue agredido sexualmente por el hermano Félix Benedico Hernández, fundador del grupo scout del colegio La Salle de Paterna (Valencia), en el que Sendra era interno. Dice que abusaba de él por las noches. Benedico era el encargado de vigilar los dormitorios. “Se acercaba a mi cama cuando ya me creía dormido, me destapaba con mucho cuidado y me bajaba el pijama, descubriendo mis posaderas. Después, se sentaba en una silla y con toda tranquilidad se masturbaba. Yo no miraba, pero sabía perfectamente lo que estaba haciendo. Lo oía excitándose, lo oía jadeando”, relata. Durante aquellos instantes, Sendra afirma que fingía dormir, “horrorizado”, por miedo a las palizas físicas que les propinaban diariamente en el centro. “Cuando alcanzaba el orgasmo, con mucho cuidado, volvía a subirme la ropa, me tapaba con mis sábanas y mantas y se marchaba como si nada hubiera pasado”, subraya. Benedico recibió en mayo de 2017 una placa de la asociación de antiguos alumnos en reconocimiento a “su entrega y dedicación para con sus alumnos, de acuerdo con los valores lasalianos”, según el programa del acto que se hizo público en internet.

En el País Vasco, el hermano S.G.S. está acusado de abusar de al menos tres chicos en dos centros. Un exalumno que no desea revelar su nombre lo señala en el colegio de Beasain (Gipuzkoa), del que S.G.S. fue director de 1967 a 1971. Tenía nueve años en 1971, y el religioso, relata, abusó de él durante 12 meses. “En muchas ocasiones, algunas de ellas junto a otro niño”, describe. Hay algo que no consigue superar: “Cuando sufría los abusos, los estudiantes de más edad aporreaban la puerta para que me dejara en paz. Si ellos gritaban y hacían ruido, ¿por qué el resto de religiosos no hacía nada?”. A finales de los setenta, con 11 años, sus padres lo enviaron al internado de otra orden, los corazonistas, en Vitoria: “Allí me alié con los niños más fuertes con el miedo de que algún fraile se fijara en mí. Tuve suerte y no me ocurrió nada. Cosa que no se puede decir de otros niños, ya que también había otro fraile pedófilo que abusaba de los más débiles, le llamaban El Champi. Era el encargado de pasillo y como no se podían cerrar las puertas se metía por las noches en las habitaciones de los pequeños, de 12 y 13 años. Sé sus nombres. Hubo alguna denuncia y desapareció, lo trasladaron a San Sebastián”.

No hay comentarios: