Tomado de publico.es
La Iglesia pide una contribución mensual de los fieles, como si fuera un pago a plataformas de televisión o a un periódico, para poder pagar el sueldo de sus curas. A pesar de que recaudó en 2019 su máximo histórico a través de la casilla del IRPF, la Conferencia Episcopal denuncia que el cierre de las parroquias a causa del coronavirus ha hecho reducir las colectas del cepillo. Según las cifras económicas de la Iglesia presentadas, las aportaciones directas de los fieles supusieron en 2018 un total de 326 millones de euros. Europa Laica sospecha oscurantismo en estas cifras y denuncia que las donaciones estén exentas por ley. Estas sospechas también se dan en el Tribunal de Cuentas, que afirmó a principios de año en un informe que la Iglesia no justifica sus ingresos del IRPF. Sin embargo, la curia pide un esfuerzo extra a sus fieles: que hagan donaciones y que marquen la casilla de la Iglesia en la declaración de la renta.
Los sueldos en parte provienen del dinero que los contribuyentes ceden a la Iglesia a través de la casilla de la Renta: 2,16 millones van destinados a sufragar los sueldos del centenar de obispos (en activo o jubilados) y unos 40 millones de dinero público para pagar parte de la minuta de los 22.000 sacerdotes españoles, según los datos de la Memoria Justificativa de Actividades publicada por la propia propia Conferencia Episcopal.
Hay que tener en cuenta que el sueldo de un párroco va prácticamente en su integridad a su cuenta corriente. ¿Por qué? En primer lugar, porque es la propia Conferencia Episcopal -en uno de los epígrafes de destino de la famosa "X" de la casilla de la Renta- la que aporta la cantidad correspondiente a la Seguridad Social del clero (16,3 millones de euros) y a los complementos de renta para sacerdotes jubilados.
En segundo término, porque un párroco cualquiera no tiene más gasto que el personal. No paga casa, ni gastos -luz, agua, teléfono, gas- porque son asumidos por la comunidad parroquial. Además del sueldo base (dependiendo de la diócesis, entre 800 y 900 euros al mes, más 15 euros por trienio y dos pagas extraordinarias) están los famosos "estipendios" o cantidad que se cobra por cada misa de difuntos, comunión, boda o bautizo, y que están estrictamente estipulados en cada diócesis.
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