Insolidarios, miserables, ruines, ladrones de guante blanco, patriotas de banderita (banderas patriotas, banderas idiotas) que gritan libertad cuando la gente muere de Covid o languidece haciendo colas para conseguir comida. Libertad, supongo, para ir a sus múltiples residencias porque sus pisos del barrio de lujo de turno se les han quedado pequeños y están cansados de deambular por las terrazas. Libertad para que la pandemia vuelva y se extienda de nuevo porque ellos, sí ellos, son invulnerables...
Dirigidos por recuas de asnos deambulan muy ufanos de enfrentarse a un gobierno "dictatorial", social-comunista, bolivariano y canalla que quiere destruir "su" patria. Son esa Garduña que considera el poder como algo patrimonial; es suyo. Si de cuando en cuando lo pierden antidemocráticamente (claro, dejan votar a cualquiera -eso pregonan-) es una obligación recuperarlo a toda costa, incluso por la fuerza (Cayetano Rivera Ordóñez alentaba al golpe de estado, claro). Ya les va quemando otro 36 y, según dicen, con más razones. Se dan golpes de pecho y sufren por no poder asistir a misa pegaditos, no han podido celebrar "su" semana santa ni "su" feria de abril en "su" caseta ni "su" Rocío y ahora se tienen que resignar comulgando en la mano con esa oblea que el cura tomará con pinzas para no pasar el cuco. Ellos limpios por fuera y por dentro.
Eso sí, si Madrid no ha pasado de fase ha sido por odio político, no porque durante treinta años hayan esquilmado la sanidad hospitalaria en general y la atención primaria en particular. A ellos no les afecta, van a "sus" clínica privadas y reciben puntual atención primaria de sus seguros, mutuas, etc. Estos sí que tienen conciencia de clase.
Como dijo Labordeta: a la mierda, joder, a la mierda.
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