miércoles, 27 de mayo de 2020

ESTOS ULTRACATÓLICOS QUIEREN EL PODER YA

Tomado de infolibre.es

Cada día, a primera hora de la noche, cientos de personas sustituyen el aplauso a los sanitarios por el repiqueteo de cacerolas para exigir la dimisión del actual Gobierno por la gestión de la crisis sanitaria. El soniquete, que ha descendido desde los balcones hasta un asfalto en el que las distancias de seguridad se han convertido en algo secundario, comenzó hace un par de semanas en el exclusivo Barrio de Salamanca y ha encontrado su reflejo en los últimos días en diferentes ciudades españolas –el pasado viernes había programadas una treintena de protestas fuera de la Comunidad de Madrid–. El movimiento intenta vender espontaneidad vecinal y transversalidad política, al más puro estilo 15-M. De hecho, algunos de los impulsores de estas marchas aseguran que no existen ni vinculaciones con formaciones ni ideologías. Sin embargo, lo cierto es que en las diferentes movilizaciones que se han ido sucediendo no resulta raro toparse con saludos fascistas, banderas con el Águila de San Juan, enseñas carlistas o gritos de “¡Comunistas hijos de puta!” o “¡Rojo el que no bote!”. Debe ser la nueva transversalidad que ha dejado la pandemia.

Con una renta disponible media que sobrepasa los 65.000 euros anuales y un voto a la derecha superior al 60% en las anteriores elecciones generales, la mecha callejera contra el Ejecutivo de coalición arrancó en la calle Núñez de Balboa a comienzos de mayo. Desde el primer momento, la cara visible del descontento ante los medios de comunicación fue el conocido como Movimiento Barrio de Salamanca. Ahora, casi un mes después, esta organización se hace llamar Resistencia Democrática. En sus diferentes comunicados, se definen como un “grupo muy reducido de personas normales y corrientes”, con sus “obligaciones personales y profesionales”, que cargan contra el Gobierno por llevar a España a la destrucción sanitaria, económica y democrática. Le acusan, directamente, de ser “responsable directo” de la mayor “mortalidad en términos relativos de todo el mundo”. Y, por supuesto, de dirigir al país hacia un “estado democrático fallido”, un “estado neocomunista” que “oscilará” entre Venezuela y China. Nada nuevo.

Además de Resistencia Democrática, las protestas se están animando y promoviendo a través de Gobiernodimision.net. Tras esta página web, que la semana pasada colocó a toda página en el diario El Mundo un anuncio sobre las caceroladas organizadas, se encuentra el colectivo ultracatólico Hazte Oír, el mismo que hace sólo un par de años hacía pasear un autobús con mensajes tránsfobos por varias ciudades españolas y al que el Ministerio del Interior terminó retirando la declaración de utilidad pública. Al frente de la campaña de recogida de firmas que busca hacer “caer” a un Ejecutivo de coalición que ha aprovechado la crisis “para amordazar” las “libertades” y “perpetuarse en el poder” se encuentra, según desveló Elplural.com, el periodista Javier Villamor, que ha participado en alguna que otra charla del grupo neonazi Hogar Social y que no tiene reparos en defender, como él mismo señala en Twitter, “la existencia de consultas psicoafectivas para homosexuales”. Es decir, las terribles terapias para curar la homosexualidad.

También se encarga de calentar las protestas ADÑ Identidad Nacional, la coalición conformada por Falange, Alternativa Española, FE de las JONS o Democracia Nacional cuyo objetivo no es “cambiar un gobierno del régimen por otro” sino tumbar “todo el sistema”.

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