Pedir perdón puede salir gratis si no se asumen las consecuencias. La iglesia católica española y otras confesiones tendrían que, además de pedir perdón, cambiar de actitud. Aprender de otros países y facilitar que la justicia haga su trabajo sin poner impedimentos, convencidos, de verdad, de los delitos que cometen sus "trabajadores". Ser los primeros en alzar la voz, denunciando todos los crímenes, todos los delitos. El abuso sexual a menores es un asunto muy grave como para no actuar con firmeza. Bien haría la iglesia, esta y otras, en dejarse de discursos moralistas contra los que somos diferentes, los que vivimos nuestras propias vidas y preocuparse más de luchar si ocultar, sin entorpecer, la labor de la justicia.
No necesitamos el perdón de la iglesia por sus abusos sexuales a menores, por sus abusos de poder. Solo queremos que de verdad se pongan del lado de la ley y dejen actuar a la justicia.
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