viernes, 28 de octubre de 2022

DE CURA ABUSADOR A PEPERO

Tomado de elpais.com

El caso de Joaquín Bascuñana, ex delegado de Gobierno del PP en Murcia hasta 2015, acusado este martes de abusos por tres exalumnos del seminario de La Marina de Elche en los años setenta, cuando era hermano marista, no es el único bajo investigación en este centro. La orden investiga otro, remitido por EL PAÍS en su segundo informe sobre abusos en la Iglesia española, con 200 casos inéditos, entregado el pasado mes de junio a la Conferencia Episcopal y al Vaticano. Se trata de la acusación contra J. G. A., un hermano marista de la misma época de Bascuñana, aunque solo estuvo allí dos cursos, de 1975 a 1977. Un exalumno asegura que cometía abusos en la enfermería, donde era el encargado. Después fue enviado a misiones. El otro caso es de años más tarde, el acusado es don Antonio, el sacerdote que hacía de capellán del seminario en 1986. La diócesis de Orihuela-Alicante, de la que depende el cura, por no ser marista, abrió una investigación canónica tras recibir el primer informe de este diario de diciembre de 2021, donde estaba incluida la denuncia. El proceso ha confirmado las acusaciones y ha concluido con la suspensión del sacerdote, confirma el obispado. No obstante, la opacidad y la falta de transparencia, tanto de los maristas como de la diócesis de Orihuela-Alicante, es total en cuanto a los detalles de cada caso y lo que han averiguado en la investigación.

Respecto al caso de Joaquín Bascuñana, los maristas no han dado ninguna información hasta ahora sobre el resultado de su investigación, abierta en julio de 2021, y tras la publicación de la noticia tampoco han querido hacerlo. Pese a que ha transcurrido más de un año de la primera denuncia de uno de los afectados, la orden no se ha puesto en contacto con Bascuñana. Y tampoco ha informado a la diócesis del presunto encubrimiento del capellán del internado en aquel momento, un sacerdote diocesano llamado don Manuel, a quien uno de los alumnos denunció lo que pasaba, sin que tomara ninguna medida. La diócesis de Orihuela-Alicante lo está buscando ahora tras saberlo a través de EL PAÍS. Un canonista que prefiere guardar el anonimato afirma que este caso refleja que la Iglesia sigue cometiendo el mismo error: “Los maristas acogieron a una de las víctimas, la escucharon, pero no incoaron ningún procedimiento. Se han pasado un año sin hacer nada, a pesar de las instrucciones que marca el derecho canónico”

El primero de los dos nuevos casos que salen ahora a la luz sitúa los abusos de J. G. A. en la enfermería del seminario. “Tenía un dispensario con dos camas. Era famoso porque, fueras por lo que fueras, dolor de cabeza, un tobillo, resfriado, daba igual, lo primero era siempre ponerte un supositorio de glicerina, y luego lo que venía después. Todos lo sabíamos y lo evitábamos”, relata este antiguo seminarista, que solo estuvo dos años en el centro porque fue expulsado.

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