lunes, 6 de febrero de 2023

Exorcistas



 "Ya no me dedico más a los exorcismos", se excusa a golpe de teléfono José Antonio Fortea. El cura de Barbastro era, por así decirlo, como el padre Amorth de los exorcistas españoles y aunque lleva ya diez años sin liberar almas de Satán, su nombre todavía reverbera en la cabeza de la gente cada vez que sale a colación el diablo. A ello han contribuido los libros que sigue publicando sobre entidades malignas y, últimamente, sobre espíritus errantes. Porque, a su juicio, haberlos haylos. "Lo de casa encantada no es una terminología precisa", dice. "Lo que existen son lugares infestados por demonios o temporalmente ocupados por algún alma en pena". "¿Y qué clase de ecosistema es ése?", le preguntamos a Fortea. Al otro lado del teléfono le escuchamos reírse mientras responde: "El purgatorio".

A este velo de silencio que han favorecido puede haber contribuido claramente el clima de opinión que han provocado casos tan escandalosos como el de los 13 exorcismos practicados en Valladolid, dirigidos por el sacerdote Jesús Hernández Sahagún, que desembocaron en el suicidio de una joven de Burgos con problemas psiquiátricos en febrero de 2019. La historia fue llevada al cine el pasado año por el realizador Jacobo Martínez, trayendo de vuelta las truculentas circunstancias que acabaron con la vida de la chica y el papel del cura vallisoletano y de la Iglesia en lo acaecido. Aun en plena controversia, Hernández Sahagún seguía manteniendo que el problema de la muchacha había sido una posesión satánica.

Copiado de Publico.es

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