Vila-real entrega la medalla de oro al colegio de los carmelitas sin mencionar las acusaciones de abusos contra dos de sus religiosos.
Tanto el alcalde como el presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, que acudió al acto, fueron increpados a la entrada y a la salida del auditorio municipal por una docena de personas que portaban una pancarta bajo el lema “No al abuso de menores. Las medallas para las víctimas, nunca para los abusadores”. Puig fue acusado, a gritos, de cómplice, mientras se coreaba: “Fuera pederastas de nuestras escuelas”.
Entre ellos se encontraba Adolfo Martínez, coetáneo de los tres amigos que denunciaron abusos a manos del rector del centro, Francisco Armell Benavent, ya fallecido. En su caso, según cuenta, no fueron abusos sexuales pero sí físicos, que trató de denunciar entonces, en mayo del 76, ante la Guardia Civil, pero fue disuadido de que no lo hiciera. Martínez también es de la misma generación que el actual prior de los carmelitas de Vila-real al que reclama que pida perdón, que le den dignidad a la medalla recordando a las víctimas. Recuerda, al igual que lo hicieron sus compañeros, que, tras ser denunciado por un alumno en 1976, Armell fue apartado del centro.
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