lunes, 11 de octubre de 2021

LA SECTA DEL PEDERASTA Y SUS FINANZAS

Tomado de elpais.com
 
Los Legionarios de Cristo no acostumbran a hablar de dinero. Dentro de esta congregación católica, una de las más ricas del mundo, son pocos lo que conocen la dimensión de su imperio económico. Los Papeles de Pandora, la última filtración a la que ha tenido acceso el Consorcio Internacional de Periodismo de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), abren una ventana a las finanzas del cielo: las altas esferas de la orden religiosa han desplegado en la última década una opaca red de fideicomisos y empresas subsidiarias que opera desde un paraíso fiscal sin dejar rastro de quién está detrás. Sacerdotes y empresarios cercanos a la institución crearon entre 2010 y 2011 un intrincado esquema que en pocos años acumuló más de 295 millones de dólares (254 millones de euros) en activos con inversiones en sectores como el inmobiliario, el tecnológico o el petrolero. La congregación admite haber creado parte de la estructura para “recibir donaciones”, pero rechaza tener control sobre los fideicomisos utilizados para invertir en una treintena de empresas.

La millonaria estructura financiera fue creada durante la intervención del Vaticano hace una década. Los escándalos por abuso sexual y la opacidad de las finanzas de los Legionarios de Cristo habían estado macerándose durante años como un cóctel explosivo que finalmente había estallado. Los titulares de los periódicos de todo el mundo se acumulaban por decenas. Tenían que limpiar la casa y, en julio de 2010, el papa Benedicto XVI inició una investigación. El elegido para la misión fue el cardenal Velasio de Paolis, entonces responsable de las finanzas vaticanas y hombre de confianza del Pontífice. Debía sanear la congregación y poner en orden un enorme patrimonio económico. El proceso duró dos años y medio, y el informe final prometía la renovación de la institución. Los Papeles de Pandora revelan ahora cómo, mientras presumían de tener la casa limpia, montaron un esquema para absorber dinero a través de tres fideicomisos en Nueva Zelanda. Un destino regular para aquellos que buscan evadir impuestos sobre la riqueza.

El 6 de julio de 2010, tres días antes del nombramiento público de De Paolis, cuando el Papa ya había notificado internamente a la institución religiosa el nombre del interventor, la congregación abrió un fideicomiso irrevocable (un tipo de estructura que no se puede modificar ni rescindir sin el permiso del beneficiario, en este caso, los Legionarios de Cristo). La entidad, llamada The Retirement and Medical Charitable Trust (Fideicomiso Caritativo Médico y de Jubilación, RMCT), estaba diseñada para “recaudar donaciones y hacer inversiones” y, con ese dinero, “asistir financieramente a miembros retirados, afectados mentalmente, o heridos en algún accidente”, de acuerdo con el acta de creación. Detrás de la fachada benefactora, sin embargo, se erigía una estructura formada por otros dos fideicomisos que invertía millones de dólares cada año en una cartera demasiado exótica para una congregación conocida por su doctrina ultraconservadora.

La apertura de RMCT en un paraíso fiscal desmiente las promesas lanzadas por los Legionarios de Cristo en 2017. Tras la revelación de otro entramado en paraísos fiscales en los Paradise Papers, la congregación había asegurado que ya no contaban con ese tipo de arquitectura financiera, sino que era algo propio de los tiempos de Marcial Maciel, el fundador con múltiples denuncias de pederastia que falleció en 2008. “Hoy la Legión de Cristo no tiene compañías offshore [en paraísos fiscales] ni tiene recursos en compañías offshore”, afirmó entonces el portavoz global, Aaron Smith.

El fideicomiso RMCT se nutría de otros dos, establecidos también en Nueva Zelanda con el mismo agente y bajo la misma dirección que el primero. El histórico arquitecto de las finanzas legionarias, el sacerdote mexicano Luis Garza Medina, y dos de sus hermanos empresarios abrieron el 15 de noviembre de 2011 Salus Trust y AlfaOmega Trust, dos fideicomisos que se utilizaban para invertir en cientos de proyectos en todo el mundo. En esa estructura inyectaron millones de dólares que, según explican, provenían de “una herencia familiar”.

Pese a que aseguran que el dinero inicial inyectado en estos fideicomisos era propio, los millonarios beneficios que generaban las inversiones iban a parar a RMCT, el fideicomiso de la congregación religiosa. Al tratarse de dos estructuras irrevocables, los activos son inaccesibles para todos, excepto para el beneficiario, en este caso, los Legionarios de Cristo.

Dónde y cuándo colocaban el dinero estaba determinado por las recomendaciones de la empresa española Proaltus Capital, que operaba como el agente inversor de los fideicomisos. Un millón de dólares, por ejemplo, fue invertido en franquicias de Kentucky Fried Chicken, la cadena estadounidense de pollo frito. Sin embargo, gran parte del dinero se utilizó para comprar propiedades residenciales en una decena de ciudades de Estados Unidos. Muchas de las empresas que recibían inversiones de esta estructura fiscalmente opaca conocían el origen de los fondos.

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