sábado, 30 de octubre de 2021

TU LO ARREGLAS Y YO HAGO LO QUE QUIERO, QUE ES MÍO

Tomado de elpais.com

El silencio de los campos de Castilla es también una forma de olvido. El abandono acalla los pueblos, en muchos de los cuales ya no repican las campanas porque no hay nadie para abrir las iglesias. O tal vez suenan cada 15 días, cuando curas itinerantes llegan para decir misa. El románico se convierte en víctima colateral de este silencio. El patrimonio cultural de provincias como Burgos y Palencia, una de las mayores concentraciones del mundo de templos de este estilo —150—, parece como si desapareciera del mapa pese a las inversiones públicas en su restauración y mantenimiento y a pesar de los intentos de instituciones culturales como la Fundación Santa María la Real por usar la tecnología para reanimar los templos.

La batalla en favor del románico como fuente de turismo para Castilla y León y el empeño por reactivar provincias con menos de 160.000 habitantes, como Palencia, es antigua. Se cumple más de una década desde que la Junta, la Fundación y los obispados de Palencia y de Burgos, junto con otras instituciones locales, lanzaron el proyecto Románico Norte, gracias al cual se restauraron 54 monumentos (como Santa Marina, en Villanueva de la Torre; San Juan Bautista, en Respenda de Aguilar, y Santa María, en Canduela), con una inversión de cerca de 10 millones de euros. Se pretendía entonces recuperar patrimonio y asegurar un retorno para una zona de más de 2.300 testimonios románicos (lo que incluye todo tipo de vestigios) en las nueve provincias de la comunidad (en España hay más de 9.000). Aquel proyecto incluyó una iniciativa para mantener los templos abiertos: un sistema de tarjetas, similar al que se usa en los hoteles.

Valga un ejemplo para entender esta propuesta que se quedó en testimonial (solo se probó un programa piloto en dos de los templos). Una familia decide pasar unos días de vacaciones en Palencia. En lugar de contratar un guía para conocer el románico de la región, se acerca al centro de visitantes del Monasterio de Santa María la Real, se registra tras entregar sus datos, y les dan una o varias tarjetas para acceder a los templos de un recorrido que previamente han solicitado. Además, reciben códigos QR para descargar audioguías en sus teléfonos. Una vez en el lugar, solo tienen que pasar la tarjeta por un dispositivo en la entrada. Acceden al templo y, terminada la visita, cierran la puerta. No se llegó a poner en marcha por la oposición de la Iglesia, que temía robos y daños en el interior de los templos por falta, argumentan varias fuentes consultadas, de garantías con la seguridad.

En conclusión, la mayor parte de estos templos permanecen cerrados excepto cuando hay liturgia, en períodos vacacionales o cuando los custodios abren las puertas. Pero desde la Fundación advierten: “En los próximos planes de restauración y conservación del patrimonio se incluirá un pacto con la Administración para que sea condición obligatoria [a cambio de las subvenciones] que estos centros se puedan visitar”.

1 comentario:

Juan Moreu dijo...

A ver cuándo Patrimonio expropia todos aquellos monumentos en fase de ruina... Que estos hijos de satanás bien que se apropian de lo que está en condiciones...
Y ya vale de hacer el tonto pagando las obras de restauración por aquello de que me casé en esta iglesia, aquí me bautizaron, y demás tontadas....