El escándalo de pederastia en los maristas con acusaciones hasta el momento en 21 colegios contra 37 religiosos y un seglar, y que la orden está investigando desde entonces, ofrece una nueva historia de abusos. En el colegio de la orden en Madrid en el barrio de Chamberí no solo campó a sus anchas Cesáreo Gabaráin, el cura estrella de la música de misa acusado al menos por 17 personas, también el hermano Marino González. Este profesor, que ya tiene una edad avanzada, solía ejercer de psicólogo de los centros, donde dirigía un gabinete psicopedagógico. Alternó su presencia en dos colegios de Madrid, el de Chamberí y el de San José del Parque, entre 1960 y 2000, y recaló también en el de Toledo en los años noventa. En todos hay acusaciones de abusos contra él, según los testimonios recogidos por este periódico, y los comentarios sobre su conducta eran públicos. Consultada por este periódico, la orden admite ahora que ya tuvo en el pasado dos denuncias contra Marino González, aunque se niega a dar fechas o detalles sobre ellas. Solo especifica que una se archivó y no da información sobre la otra. No aclara si fue condenado o si es una causa que aún sigue abierta.
Lo cierto es que hay testimonios contra este religioso en redes sociales desde 2011. Varios antiguos estudiantes de colegios maristas han denunciado públicamente que tocaba a los alumnos. Uno de ellos, incluso intentó localizar a más afectados a través de un comentario en Facebook que decía: “Asociación de víctimas del Hno. Marino. (Escribe tu nombre)…”. En esa misma red social este marista tiene un perfil, que no actualiza desde enero de 2019, y en su muro personal intercala publicaciones sobre su actividad religiosa con otras sobre sexo y chats eróticos. Los maristas mantienen abierta una investigación sobre este hermano marista a raíz de las informaciones publicadas, pero no han querido aclarar si ha reconocido o no las acusaciones. La provincia Ibérica de la orden, que engloba a Madrid y Toledo, solo admite que ha recibido en su correo electrónico de atención a las víctimas, un mensaje de un testigo de un caso.
La primera información sobre el hermano Marino publicada el pasado 24 de julio ha hecho salir otros testimonios a la luz por dos detalles: actuaba como psicólogo y se ofrecía a dar masajes para relajar los nervios. Los maristas informan de que era “diplomado en Psicología y licenciado en Pedagogía”. Dos exalumnos que le acusan de abusos en el colegio madrileño de Chamberí y en el de Toledo, ambos en los años noventa, relatan ese mismo modus operandi. El caso de Toledo ocurrió en 1990. “Pasó hace 30 años, pero ha estado ahí siempre. Es una herida que está ahí. Aún me está costando superarlo y me sigue dando problemas”, relata un antiguo alumno del colegio marista de la ciudad, que prefiere mantenerse en el anonimato. Dice que lo que más le duele, además del trauma que le ha dejado, es que los profesores y el colegio no hicieron nada, cuando “era una cosa conocida, porque venía de otros colegios”. El hermano Marino llegó a Toledo hacia 1990 desde Madrid. “Enseguida se veía que le gustaban los chicos porque era muy sobón, y de las chicas pasaba. Un día yo estaba en clase, entró y pidió permiso al profesor para que me dejara salir. Salí de clase y estaba con otro alumno. Nos llevó a los dos a una sala de reuniones que había. Entonces, tumbó a mi compañero en una mesa y le dijo que le iba a hacer un masaje de relajación, para ayudarle a concentrarse en los estudios. Le aflojó la ropa y empezó a sobarle, a meterle mano, tocándole sus partes íntimas. Fue muy raro, todo delante de mí”.
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